Cuatro escenas de 'Cincuenta sombras de Grey' que no avanzan nada bueno

Este viernes, 13 de febrero, llega a los cines españoles la esperadísima adaptación del libro de E. L. James ‘Cincuenta sombras de Grey’, protagonizada por Jamie Dornan como Christian Grey y Dakota Johnson como ‘Anastasia Steele’.

Es muy probable que la calidad de la película sea tan lamentable como la del libro, y estos cuatro clips de avance parecen confirmar nuestra teoría. Eso sí, los productores estarán encantados teniendo en cuenta que la cinta ya ha vendido más de 137.000 entradas en España, lo que garantiza una recaudación récord. ¡Patapam! Aquí van las escenitas.

Ver ‘Cincuenta sombras de Grey’ (clip 1)

En esta primera escena, Christian Grey le enseña su “cuarto de juegos” a la inocente Anastasia Steele. Ella le pregunta si es ahí donde guarda su Xbox, pero mucho nos tememos que Mr. Grey se refiere a otro tipo de juegos mucho más… excitantes. Anastasia se queda con la boca abierta cuando Christian enciende la luz. ¡No es para menos!

Ver ‘Cincuenta sombras de Grey’ (clip 2)

Después de una pequeña pelea, Christian Grey se disculpa ante Anastasia y le confiesa que lo suyo no es el romanticismo. A él le va otro rollo, y no está seguro de que la joven esté preparada para asumirlo. Pero, atención, Anastasia le pide que se lo explique, con pelos y señales. Con muchos pelos y muchas señales.

Ver ‘Cincuenta sombras de Grey’ (clip 3)

Esta escena corresponde a la primera toma de contacto entre Christian Grey y Anastasia Steele. Una entrevista de trabajo muy poco habitual en la que ella, vestida de forma humilde, se presenta en un despacho impoluto desde donde el señor Grey ordena y manda. Parece que la chica le ha caído bien...

Ver ‘Cincuenta sombras de Grey’ (clip 4)

Por último, una escena en la que Christian Grey va a la ferretería donde trabaja Anastasia y le pide una serie de elementos con los que parece que hará cualquier cosa, excepto bricolaje: cinta adhesiva, bridas, cuerdas… Anastasia flipa con su presencia y se resiste a besarlo ahí mismo, entre clavos, tuercas y tornillos. ¡Oh!