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Louis de Funès, 100 años después

Así era el mayor cómico francés de todos los tiempos

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24/07/2014

Por Icíar Palacios

Un genio del humor. Un trabajador incansable. El rey del aspaviento, la mueca y la comedia familiar. Un maravilloso actor capaz de arrastrar a las salas de cine a millones de personas que, con solo ver su nombre en cartel, no necesitaban más argumentos para ver sus películas. Así era el gran Louis de Funès; un actor de raza que supo ponerle humor a la vida (a la suya y a la de otros tantos), a pesar de haber nacido en uno de los momentos más tristes del siglo: los albores de la Primera Guerra Mundial.

El 31 de julio de 1914 fue el lugar elegido por de Funès para venir a un mundo en una más que humilde vivienda cercana a Nantes, en Francia. Su camino hacia el éxito no fue fácil; aunque, desde luego, mereció la pena. Una vida dedicada al cine que hoy, en su centenario, repasamos a través de algunas curiosidades.

Louis de Funès

1. Origen noble. Louis de Funès nació en el seno de una familia de nobles española que se vio obligada a exiliarse en el país vecino, Francia. Su padre fue un reputado abogado llamado Luis de Funes de Galarza y su madre la niña bonita del notario coruñés Ortigueira. Tanto se amaban estos dos, que no dudaron en cambiar de país para poder vivir juntos, ya que la familia de Leonor nunca estuvo de acuerdo con su amor. Una vez en Francia, el padre de Louis de Funès cambió de profesión, ya que la falta de recursos lingüísticos le impedía desarrollar su actividad profesional. Reconvertido en joyero, enfermó de tuberculosis en uno de sus viajes a Venezuela. En 1934 Louis de Funès quedó huérfano de padre; algo que le marcaría para siempre.

2. Pianista, peletero... y bromista. Antes de tener clara su vocación de actor, Louis de Funès coqueteó con todo tipo de profesiones. Desde pianista (una actividad en la que comenzó a los cinco años y que le permitió sobrevivir en sus primeros años como adulto) a peletero; un oficio para el demostró tener maña pero donde no triunfó debido a su poca afición por el trabajo y holgazanería. De hecho, fue despedido de más de cinco establecimientos peleteros; del mismo modo que sería expulsado de la escuela de cine donde se inscribió por sugerencia de su madre. ¿El motivo? Gastar una “broma” a un compañero de aulas con un componente principal un “tanto” peligroso: el hiposulfito de sodio, capaz de provocar un incendio en segundos.

3. Donald, su maestro. Como él mismo confesó en más de una ocasión, su gran maestro fue el Pato Donald. Sí, sí, el dibujo de animación. De él tomó lo excesivo de sus gestos y sus famosos gruñidos y gesticulaciones con el rostro que lo convirtieron, entre otros, en el actor favorito de personas y personalidades como el ex presidente Sarkozy.

4. Fama tardía. A pesar del descaro con el que podemos verle actuar en películas como ‘Muslo o pechuga’, ‘La gran juerga’ o ‘Las locas aventuras de Rabbi Jaccob’, la timidez de Louis de Funès hizo que su carrera como actor tardara en despegar. Así, aunque tiempo antes ya había comenzado a gozar de una discreta popularidad, el culmen de su carrera artística lo alcanzó cuando ya rondaba los 50 años. Las famosas sagas del Gendarme y Fantômas, uno de sus personajes más aplaudidos, fueron las culpables.

Louis de Funès

5. Un rompe taquillas. Conocido por muchos como ‘el Chaplin francés’, durante décadas ostentó el honor de haber protagonizado la cinta más taquillera de Francia. Hablamos de ‘Le Grandre Vadrouille’ (traducida en España como ‘La gran juerga’), que logró vender más de 17 millones de entradas; una cifra que solo sería superada más de 30 años más tarde por ‘Titanic’, de James Cameron.

6. Trabajador incansable. A lo largo de su trayectoria como actor intervino en más de 100 películas rodadas durante sus más de cuatro décadas en activo. El primer rodaje en el que participó fue el de ‘La tentation de Barbizon’; una cinta estrenada en 1946 en la que tuvo un papel tan breve e intrascendente que ni siquiera fue acreditado. La última de ellas fue ‘El loco, loco mundo del gendarme’, una comedia presentada al público solo un año antes de su fallecimiento.

7. Problemas de corazón. Su salud comenzó a resentirse en el año 1973, cuando cometió el exceso de participar en varios rodajes de diversas cintas y, además, simultanear su trabajo en el cine con la representación de ‘La Valse des toréadors’ durante más de 200 días consecutivos. Como resultado, en 1974 un infarto le sorprendió en plena pre-producción de ‘Le Crocodile’, una cinta de Gérard Oury. Los médicos le avisaron: o reducía el ritmo o pronto su corazón no aguantaría. Y qué razón tenían…

8. Jubilación forzosa. Retirado durante un tiempo en su casa de campo y centrado en recuperar las fuerzas, Louis de Funès no tenía entre sus planes abandonar su carrera como actor de cine. Aún así, esta ya nunca volvería a ser la misma. Su sonado infarto hizo que se convirtiera en un actor “peligroso” para las aseguradoras, que ponían trabas a la hora de que él formara parte del reparto de las películas.

Louis de Funès

9. Muerte. Aún así, el productor y director de ‘Muslo o pechuga’ consiguió convencer a una de estas empresas de que Louis de Funès aún estaba en forma. Dos semanas fue el plazo que la aseguradora les dio para rodar las escenas con el actor francés. En ese tiempo, un médico y una ambulancia medicalizada fueron la sombra de Louis en plató. De entonces en adelante, este “cortejo” estuvo presente en todos sus rodajes, hasta que el 27 de enero de 1983 una crisis cardíaca se llevó, para siempre, al comediante que más hizo reír a Francia.

10. Caballero de la Legión de Honor. Pocos actores franceses han sido tan famosos como él, ni tan prolíficos, ni tan aplaudidos, ni queridos; aunque, curiosamente, Louis de Funès podía contar con los dedos de una mano los grandes premios que se le otorgaron como reconocimiento a su trabajo como actor. La Academia de Cine le concedió en 1980, eso sí, el César Honorífico a toda una vida dedicada al cine y en 1973 Francia lo convirtió en caballero de la Legión de Honor.

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