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¿Cuántas marcas comerciales reconoces en una película?

La publicidad en el cine es un recurso habitual y curioso para promocionar tanto productos como servicios

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05/05/2011
MADRID, 5 (EUROPA PRESS - Israel Arias) ¿Qué será lo próximo? ¿Saturar el smoking de Daniel Craig de pegatinas como si fuera el mono de Fernando Alonso? Si la taquilla no le responde, en su próxima aventura no se descarta que la MGM obligue a James Bond a ser un auténtico escaparate andante.

En su última película, Quantum of Solace, el agente 007 nos vendió las bondades de la Coca-Cola Zero, del nuevo reloj Omega, del más selecto Vodka de Smirnoff o del último teléfono móvil de Sony Ericcson. Amén del inevitable Aston Martin.

Esta técnica es conocida como 'product placement' -publicidad encubierta o, lo más políticamente correcto, publicidad por emplazamiento- y es habitual en películas, series de televisión y videojuegos. Un ámbito en el que el agente 007 es todo un experto.

Ahora la crisis financiera de la Metro obligará a Bond a ir más allá. Según publica 'The Australian', la nueva entrega de la saga tiene previsto recaudar 45 millones de dólares en concepto de publicidad por emplazamiento. Un nuevo récord en esta disciplina que supondría cubrir un tercio del presupuesto de la película que dirigirá Sam Mendes.

Steven Spielberg, con Minority Report atesoraba hasta ahora el récord absoluto de recaudación por 'product placement'. Segun la publicación, Lexus, Bulgari y American Express pagaron un total de 20 millones de dólares para aparecer en la película protagonizada por Tom Cruise en 2002.

Muchos millones en pantalla

Estamos hablando de un negocio que genera, según datos de la BBC, al menos 7.500 millones al año y que es casi tan antiguo como el propio cine. Así lo demuestra el hecho de que Wings, la primera cinta en ganar el Oscar a la mejor película en 1927, ya promocionaba sin tapujos la marca de chocolatinas Hershey.

El antes y después en esta técnica Hollywood también se lo debe a Spielberg. En 1982 la marca de caramelos Reese's Pieces pagó un millón de dólares para convertirse en el lazo de unión entre un niño y un aliegínena en ET el Extraterrestre. Lo que un lustro más tarde hizo McDonald's en Mi Amigo Mac fue menos tierno y mucho más descarado.

El product placement tiene ejemplos paradigmáticos en algunos de los títulos más populares de los últimos años. La marca Fed-Ex -y su presencia casi tan constante como la de Tom Hanks, en Náufrago- los Nokia último modelo (de entonces) que aparecían en Matrix o La Isla, donde Cadilac, Puma y X-Box aparecen constantemente.

De hecho hay películas, como Sexo en Nueva York, El Diablo viste de Prada o Transformers, que son un anuncio de hora y media. Un constante desfile de marcas entre plano y plano. También las hay que hacen mofa o burla sin tapujos de esta técnica como ocurría en El show de Truman o El mundo de Wayne.

Si hablamos de marcas, Apple es la envidia de todos. En 2010, fue proclamada número uno por el sitio especializado BrandChannel, al lograr presencia en 10 de las 33 películas más vistas en Estados Unidos.

Curiosamente, acaba de estrenarse The Greatest Movie Ever Sold (La película más grande jamás vendida), un documental en el que Morgan Spurlock -responsable de la popular 'Super Size Me' o la ya obsoleta 'Where in the World Is Osama Bin Laden?'- que se dedica a desentrañar el lucrativo negocio de la publicidad encubierta.
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