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Robert Downey Jr. fue Iron Man en el pasado
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28/04/2010
LOS ANGELES, 28 (Reuters/EP) Este fin de semana Iron Man un superhéroe ególatra, mujeriego y bebedor que lucha contra sus demonios internos. Una batalla que Robert Downey Jr. conoce muy bien después de superar su adicción a las drogas y el alcohol.
"Creo que el éxito de Robert se puede comparar con la fama y resurrección que experimenta Tony Stark desde que anuncia que es Iron Man", afirma Jon Favreau, que repite en la dirección en esta secuela que busca superar el éxito de su predecesora, que logró casi 600 millones de dólares en las taquillas de todo el mundo, sin caer en la moda de las 3D.
Eso sí, los paralelismos entre Iron Man y Downey Jr. no acaban ahí. Ya que si bien de niño el actor dice que jamás se vistió como superhéroe, sí que lo hizo cuando era algo más talladito. "¿Mientras crecía? No. Pero, ¿a los 35 años en Palm Springs antes de un arresto? Sí. Fue una premonición", ironizó.
Pese a que el actor se burla sobre sus luchas pasadas contra los abusos de drogas, lo que no es broma es el éxito de Downey Jr. para retomar su carrera tras superar años de adicción a la heroína y cocaína. El artista tuvo un despampanante regreso como Tony Stark en la adaptación del 2008 para cine de la serie de cómic de la editorial Marvel.
Ahora, Downey Jr., de 45 años, regresa en Iron Man 2, junto a más acción, personajes y explosiones. El filme será estrenado este fin de semana en España al igual que gran parte de Europa, Asia y Australia. Esta vez es el público estadounidense el que tendrá que esperar una semana para ver al Hombre de Acero en los cines.
En Iron Man 2, Stark ya no hace armas, tan sólo salva el mundo y goza de su estatus de estrella de rock. Excepto que ahora el Gobierno de Estados Unidos insiste que entregue su traje de superhéroe al Ejército. Stark se niega a ello.
Favreau vinculó la secuela a alguien que realiza otra fiesta tras un éxito inicial. La presión era asegurarse de que "esto iba a ser tanto o más divertido que la última fiesta", señaló el director. El público será quien dicte sentencia.
LOS ANGELES, 28 (Reuters/EP) Este fin de semana Iron Man un superhéroe ególatra, mujeriego y bebedor que lucha contra sus demonios internos. Una batalla que Robert Downey Jr. conoce muy bien después de superar su adicción a las drogas y el alcohol.
"Creo que el éxito de Robert se puede comparar con la fama y resurrección que experimenta Tony Stark desde que anuncia que es Iron Man", afirma Jon Favreau, que repite en la dirección en esta secuela que busca superar el éxito de su predecesora, que logró casi 600 millones de dólares en las taquillas de todo el mundo, sin caer en la moda de las 3D.
Eso sí, los paralelismos entre Iron Man y Downey Jr. no acaban ahí. Ya que si bien de niño el actor dice que jamás se vistió como superhéroe, sí que lo hizo cuando era algo más talladito. "¿Mientras crecía? No. Pero, ¿a los 35 años en Palm Springs antes de un arresto? Sí. Fue una premonición", ironizó.
Pese a que el actor se burla sobre sus luchas pasadas contra los abusos de drogas, lo que no es broma es el éxito de Downey Jr. para retomar su carrera tras superar años de adicción a la heroína y cocaína. El artista tuvo un despampanante regreso como Tony Stark en la adaptación del 2008 para cine de la serie de cómic de la editorial Marvel.
Ahora, Downey Jr., de 45 años, regresa en Iron Man 2, junto a más acción, personajes y explosiones. El filme será estrenado este fin de semana en España al igual que gran parte de Europa, Asia y Australia. Esta vez es el público estadounidense el que tendrá que esperar una semana para ver al Hombre de Acero en los cines.
En Iron Man 2, Stark ya no hace armas, tan sólo salva el mundo y goza de su estatus de estrella de rock. Excepto que ahora el Gobierno de Estados Unidos insiste que entregue su traje de superhéroe al Ejército. Stark se niega a ello.
Favreau vinculó la secuela a alguien que realiza otra fiesta tras un éxito inicial. La presión era asegurarse de que "esto iba a ser tanto o más divertido que la última fiesta", señaló el director. El público será quien dicte sentencia.