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'Soul kitchen', la comedia más hogareña del director Fatih Akin

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29/03/2010
MADRID, 29 (EUROPA PRESS) Fatih Akin entra de lleno en la madurez con Soul Kitchen, una comedia terapéutica con final feliz, en la que el director de Contra la pared y Al otro lado se da un respiro y se libera de tramas oscuras.

La cinta, ambientada en Hamburgo, ciudad en la que reside, es "un rayo de luz frente a la crisis", como la definió en Madrid el director alemán de origen turco. "Sí, es una película sobre la madurez", afirmó Akin, quien presentó esta comedia, que a pesar de incluir momentos cómicos, habla de una separación. Zinos Kazantsakis, de origen griego, es el propietario de Soul Kitchen, un restaurante en el que se sirven pizzas, pescado congelado y macarrones con queso.

Su personaje está inspirado en el actor que lo encarna, Adam Bousdoukos, amigo íntimo de Akin y coguionista, que vivió una historia similar a la que se cuenta en la película. En la ficción, su novia, una bella mujer de clase alta, se marcha a trabajar a Shanghai y él tendrá que afrontar solo multitud de problemas.

Su hermano Illias (Moritz Bleibtreu), un ladrón de poca monta y adicto a las apuestas, acaba de salir de la cárcel y le pide trabajo; un amigo de la infancia (Wotan Wilke Móhring) le acosa para que le venda el negocio, mientras Hacienda y Sanidad le amenazan con cerrar el restaurante. Para colmo, Zinos se lesiona la espalda y como no tiene seguro médico tendrá que acostumbrarse a vivir con su hernia discal.

Se despide de la noche

Akin quería plasmar en el cine cómo era la vida en el negocio que su amigo regentaba a la vez que mostrar el final de la juventud y el comienzo de la madurez. "Antes de hacer cine trabajé como camarero, DJ, portero de discoteca y estaba acostumbrado al humo, a las chicas, al alcohol y a la música de la noche. Esta película es una despedida a esa parte de mi vida", reconoció.

Si en Contra la pared hablaba de amor y en Al otro lado de la muerte, en Soul Kitchen el hogar es el tema principal de la historia. "La película habla de comer, de beber, pasarlo bien y del hogar", explicó el director, que tenía ganas de rodar en su ciudad, Hamburgo. "Fiel" al género, Akin muestra una tragedia pero "con mucha luz".

"Quería tomar un respiro y tener huevos para hacer un final feliz", confesó el cineasta, quien consideró que tanto él como el público merecían ese "respiro". "No quería ni ser dramático ni dejar un final abierto", confesó, apuntando que en época de crisis el público merecía "un rayo de luz" con una película "más ligera"."Ha sido una terapia para mí y para el público", consideró Akin, a quien le gusta mostrar en su cine la "mezcla e integración" de diferentes culturas.

Hamburgo y el soul

La banda sonora tiene un peso importante en la película. "Busqué la música que fuera el sonido de Hamburgo, que es el soul, que se oía en los años 80 y 90", dijo, apuntando que nunca se propuso hacer "una película folclórica griega". "Los hijos de los inmigrantes se identifican con el soul", señaló el director, premiado con el Oso de Oro en Berlín y el premio al Mejor Guión en el Festival de Cannes y en los Premios del Cine Europeo.

Respecto a la importancia de la comida en Soul Kitchen, Fatih Akin dijo que se prestaba como una buena metáfora sobre la ilusión, como ocurre con el cine. "Para la nueva cocina se utilizan hasta alimentos basura y la ilusión está en cómo se presenta. Con Soul Kitchen pasa algo parecido, he querido enseñar cómo se hace cine sin enseñar cómo se hace cine", dijo un cineasta que ha utilizado el rol del productor en el dueño del local; el del director en el cocinero; y el de los eléctricos en los camareros, entre otros.
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