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'Still walking', una película llena de vida
Koreeda analiza las relaciones familiares basándose en su propia experiencia
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05/06/2009
Hirozaku Koreeda es uno de los directores japoneses más influyentes del cine actual. En España le recordamos sobre todo porque hace cinco años nos trajo Nadie sabe, la escalofriante historia de cuatro niños huérfanos de padre que son abandonados por la madre y tienen que arreglárselas solos. Pero, antes de eso, Koreeda ya se había ganado el aprecio de los principales festivales internacionales con Maborosi (1995), After life (1998) y Distance (2001), películas que lamentablemente pasaron de puntillas por nuestro país.
Tras el pequeño bache profesional que supuso Hana (2006), un cuento de samuráis que dejó fríos a los críticos, Koreeda parece haber recuperado el pulso narrativo con Still walking, que se estrena este viernes, 5 de junio. No en vano tanto él como sus actores Hiroshi Abe y Kirin Kiki han cosechado numerosos premios en varios festivales alrededor del mundo, desde Japón hasta Argentina.
Como en anteriores trabajos, Koreeda vuelve a reflexionar en Still walking sobre la pérdida y el abandono de los seres humanos. Un trabajo que, según admite, tiene algo de biográfico: "En los últimos seis años he perdido a mi padre y a mi madre. Ahora, en mi papel de hijo mayor desagradecido que siempre usó las obligaciones laborales para excusar sus largas ausencias, me invade el pesar."
Pero Still walking no es un recuerdo melancólico y triste sobre sus dramas personales. Precisamente porque "nació a partir del pesar", Koreeda se ha empeñado en que fuera "una película llena de vida". La historia transcurre en solo 24 horas y se centra en una reunión familiar en la que se reflejan "las diminutas aunque significativas olas que irrumpen en la superficie de nuestra vida". Todo está lleno de sutilezas, de "una marea que va y viene", de los secretos que los miembros de esa familia no se atreven a revelar, porque supondría confesar sus propios miedos.
Koreeda opina que ha conseguido "retratar a las personas y su comportamiento de una forma específica y matizada". Pero, lejos de atribuirse todo el mérito, reconoce que ha sido capaz de hacerlo "gracias a mi padre y, sobre todo, a mi madre". A partir de este fin de semana, los espectadores españoles podremos ir al cine para caminar junto a los personajes de Still walking y sentir en carne propia todas esas sensaciones descritas por Koreeda.
Ficha técnica, fotos y tráiler de 'Still walking' en Estamos Rodando
Consulta los horarios y las salas de cine donde se proyecta 'Still walking'
Hirozaku Koreeda es uno de los directores japoneses más influyentes del cine actual. En España le recordamos sobre todo porque hace cinco años nos trajo Nadie sabe, la escalofriante historia de cuatro niños huérfanos de padre que son abandonados por la madre y tienen que arreglárselas solos. Pero, antes de eso, Koreeda ya se había ganado el aprecio de los principales festivales internacionales con Maborosi (1995), After life (1998) y Distance (2001), películas que lamentablemente pasaron de puntillas por nuestro país.
Tras el pequeño bache profesional que supuso Hana (2006), un cuento de samuráis que dejó fríos a los críticos, Koreeda parece haber recuperado el pulso narrativo con Still walking, que se estrena este viernes, 5 de junio. No en vano tanto él como sus actores Hiroshi Abe y Kirin Kiki han cosechado numerosos premios en varios festivales alrededor del mundo, desde Japón hasta Argentina.
Como en anteriores trabajos, Koreeda vuelve a reflexionar en Still walking sobre la pérdida y el abandono de los seres humanos. Un trabajo que, según admite, tiene algo de biográfico: "En los últimos seis años he perdido a mi padre y a mi madre. Ahora, en mi papel de hijo mayor desagradecido que siempre usó las obligaciones laborales para excusar sus largas ausencias, me invade el pesar."
Pero Still walking no es un recuerdo melancólico y triste sobre sus dramas personales. Precisamente porque "nació a partir del pesar", Koreeda se ha empeñado en que fuera "una película llena de vida". La historia transcurre en solo 24 horas y se centra en una reunión familiar en la que se reflejan "las diminutas aunque significativas olas que irrumpen en la superficie de nuestra vida". Todo está lleno de sutilezas, de "una marea que va y viene", de los secretos que los miembros de esa familia no se atreven a revelar, porque supondría confesar sus propios miedos.
Koreeda opina que ha conseguido "retratar a las personas y su comportamiento de una forma específica y matizada". Pero, lejos de atribuirse todo el mérito, reconoce que ha sido capaz de hacerlo "gracias a mi padre y, sobre todo, a mi madre". A partir de este fin de semana, los espectadores españoles podremos ir al cine para caminar junto a los personajes de Still walking y sentir en carne propia todas esas sensaciones descritas por Koreeda.
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