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El corto español 'Aquel no era yo', a las puertas del Oscar

El cineasta Esteban Crespo está nominado en la categoría a Mejor Cortometraje

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20/02/2014

MADRID, 20 (Reuters/Ep) Esteban Crespo se considera un privilegiado. El cineasta español abandonó una prometedora carrera en el mundo de la arquitectura para apostar por su pasión, y no sólo ha conseguido vivir de ello en un momento de extrema dificultad para el sector, sino que está a las puertas de conseguir un Oscar.

El premio más prestigioso del cine podría convertirse en el espaldarazo definitivo de una carrera hasta ahora cimentada en documentales, anuncios y televisión que ha compaginado con el rodaje de cortometrajes, pero a la que aún le falta dar el gran salto al largometraje con el que conquistar al gran público.

"Vivo del audiovisual, estoy trabajando con cámaras, actores, directores de fotografía... Soy un afortunado. Tengo compañeros que hacen cortos que sobreviven de profesores, abogados o médicos", dijo Crespo en una entrevista con Reuters en Madrid antes de viajar a Estados Unidos para promocionar su corto nominado al Oscar 'Aquel no era yo'.

El cine español está sumido en una profunda crisis por la debacle económica, la piratería y los cambios de hábitos de los espectadores, cuya asistencia al cine sigue cayendo en picado. Aunque aún no hay datos oficiales, se estima que en 2013 la facturación bajó en torno al 20 por ciento en un sector donde el coste medio de un largometraje ha pasado de tres millones de euros en 2009 a 1,5 en 2013, según datos provisionales de la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales de España (FAPAE).

"Estamos en una crisis muy fuerte y en el cine español es mucho mayor de lo que parece. La profesión está haciendo que no parezca que hay crisis porque está haciendo películas donde la gente no está cobrando. La gente no está viviendo del cine", explicó.

No obstante, Crespo no está dispuesto a dejar pasar la oportunidad que se le presenta y en su cabeza bullen los proyectos para su primer largo, aunque es consciente de las dificultades. "Hace cinco años me hubiera apostado a que hago un largo en menos de un año (tras ser nominado al Oscar). Ahora mismo no lo puedo asegurar, e igual me tengo que ir fuera a hacerlo".

Recuperarse de las secuelas

El golpe de suerte le ha venido con el trabajo 'Aquel no era yo' un cortometraje de unos 20 minutos sobre las secuelas de un niño soldado, que ha cosechado un centenar de premios en festivales de todo el mundo como el de 'Bridging the borders' en Palm Springs, EEUU. Crespo se inspiró tras leer una entrevista con una persona que vivió esa traumática experiencia.

"Contaba verdaderas barbaridades. No escondía nada. Me sorprendió mucho. Yo vi a una persona que sufría, que le iba a costar recuperarse de las cosas que había hecho o le habían obligado a hacer y que había una película", explicó.

Crespo, de 42 años, ya había rodado comedias y dramas pero nunca había trabajado con efectos digitales, e ideó este desafío como una carta de presentación para que los productores vieran de qué era capaz. Con un escaso presupuesto, unos 40.000 euros para el rodaje, el reto era rodar una historia con mucha acción, explosiones y pirotecnia.

Si a esto se le suma lidiar con 15 niños en el set de rodaje - una granja de cerdos con el riesgo de pequeños accidentes que conlleva - y no tener dinero para luz artificial, pese a intentar reproducir un paisaje africano en la provincia de Toledo en el mes de noviembre, la aventura contaba con los ingredientes para el desastre. "Es un corto que nació con estrella (...) Teníamos muchas papeletas para que algo saliera mal, que se torciera algo, y cero. Es el rodaje del que mejor recuerdo tengo".

Parte de la espectacularidad de las imágenes, cuyo coste fue valorado por una productora rusa en un millón de dólares, se debe a la colaboración del Ejército de Tierra, que prestó material como lanzamisiles o tanques, y cuyo uso dio para innumerables anécdotas, como tener que concentrar todas las escenas con tanques un día porque éstos no pueden desplazarse en fin de semana.

El desafío de Hollywood

Tras su estreno amparado por varias ONG como Amnistía Internacional, Entreculturas o Save the Children para conmemorar el Día Mundial contra la Utilización de Niños Soldado en 2012, 'Aquel no era yo' ganó un Goya en 2013 y el siguiente paso lógico era materializar ese éxito en un largometraje. "Ganar un Goya es un subidón porque es un premio que te da tu profesión (...)(pero) cuando me lo dieron no me llamó ni un productor. Me llamaron productores amigos, pero ninguno para preguntar si tenía algún proyecto, ninguno" explicó.

Aun así, el cineasta madrileño, cuyo trabajo fue proyectado en la Asamblea de la ONU, guardaba una bala más en la recámara. 'Aquel no era yo' había tenido una buena acogida en festivales de cortometrajes en Estados Unidos y Crespo fantaseaba con una nominación al Oscar, en una categoría que aún no ha ganado ningún español, aunque era consciente de la dificultad.

"De 120 cortometrajes de todo el mundo se quedan 10 (semifinalistas). En el momento en que haya 10 que gusten un poco más... Al final es un jurado de unos 30 personas, con sus opiniones y sus gustos", dijo Crespo, que sólo se atrevió a soñar cuando vio su trabajo entre los diez preseleccionados. Ahora, el cineasta madrileño se enfrenta a lo desconocido: promocionar su trabajo entre los 6.000 miembros de la Academia de las Ciencias y las Artes Cinematográficas de Estados Unidos, tras un cambio en los estatutos el año pasado.

El desafío es competir por captar la atención de los académicos para que vean un cortometraje cuando podrían estar viendo a alguna de las grandes favoritas de la gala como 'Gravity' o '12 años de esclavitud'. Y el trabajo español parte con desventaja: dos meses antes de anunciarse las candidaturas al menos tres de sus rivales ya tenían un publicista contratado.

El 2 de marzo en el Dolby Theatre de Los Ángeles plagado de estrellas, Crespo sabrá si suma su nombre al selecto club de españoles con una estatuilla dorada que forman Pedro Almodóvar, Penélope Cruz, Javier Bardem, Alejandro Amenábar, Gil Parrondo o Fernando Trueba, entre otros, una tarjeta de presentación inigualable con la que hacer realidad su sueño.

 

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