Atrás

González Inárritu se pasa a la comedia con 'Birdman'

Repasamos la trayectoria del cineasta, que regresa con una de las cintas del año

Vota esta noticia:
4
18/11/2014

Por Icíar Palacios

Aunque aún faltan varios meses para que se celebre la gala de los Oscar, la última película del cineasta mexicano Alejandro González Inárritu, ‘Birdman’, ha empezado ya a sonar como una de las favoritas de la gran ceremonia. Y cuidado, porque México últimamente pisa fuerte, como ya demostró el año pasado su compatriota, Alfonso Cuarón, con ’Gravity’ y sus 7 estatuillas.

Y es que esta primera incursión del mexicano en el terreno de la comedia viene avalada por un gran éxito de taquilla en Estados Unidos y unas críticas casi aún mejores que otros trabajos de “El Negro” (este es su apodo), como ‘Biutiful’, ’21 gramos’ o, incluso, ‘Amores perros’, la cinta que lo puso en el candelero hace ya más de una década.

Por lo visto, en ‘Birdman’ Michael Keaton está que se sale; tanto o más que en aquel Batman en estado de gracia orquestado por Tim Burton. En Venecia, tras su primer pase, el público aplaudió como si lo fueran a prohibir. Y Iñarritu, que ahora firma una cinta sobre el ego y la aceptación en la era del “me gusta”, se reboza en el éxito de su experimento, un auténtico tour de force de ritmo y estilo, a ratos tremendo, a ratos, tremendista.

Sea como fuere, y a la vista del resultado, el cambio de tercio y el salto al surrealismo le han sentado bien; aunque el mexicano siempre fue uno de nuestros directores de cine contemporáneos favoritos. Y es que tener sello propio en la meca del cine es complicado y él siempre ha sabido cómo hacerlo. Repasamos sus claves, ¿nos acompañas?

La multitrama, seña de identidad

Iñárritu es, sin duda, el rey de las historias multitarea o multi-plex; aquellas con varios protagonistas con la misma presencia dramática, como hiciera en ‘Babel’, cuyas historias se cruzan en un momento de la película para, al final, encajar como un mosaico. Cada uno de estos personajes es, por lo habitual, un pedazo incompleto, una de las caras de una humanidad herida y rota, aunque repleta, al fin y al cabo, de dignidad. Y que esto funcione como lo hace en sus películas, amigos, no es nada fácil.

Un músico frustrado

La relación de Alejandro González Inárritu con la música siempre ha sido muy estrecha, llegando a declarar que la de compositor es su profesión frustrada. Durante más de cuatro años presentó uno de los programas de radio musical más exitosos de México; aunque, curiosamente, sus películas hasta ahora apenas contienen partituras. ¿El motivo? Según ha declarado en diversas ocasiones, es de la escuela que cree que la música, lejos de crear atmósferas, las rompe. Él prefiere el silencio o el ruido de la calle para mostrar las emociones de sus personajes.

El lado oscuro de “El negro”

De la generación de jóvenes cineastas mexicanos, Iñárritu siempre ha sido el más oscuro de todos; y no solo porque en cada aparición pública viste de negro riguroso. Por encima de Cuarón y Del Toro, el director de ’21 gramos’ o ‘Biutiful’ siempre se ha interesado por los aspectos más intentos y trascendentes del ser humano. El porqué de la vida, la muerte y otras grandes preguntas han sido el motor de su obra, la sal de su cine. Aunque con Birdman, parece que abre una nueva etapa; si no más luminosa, sí más condescendiente. “Me aburría lo que hacía. El drama me tenía exhausto” ha afirmado.

Referencia del cine mexicano

Pocos cineastas de su país pueden jactarse de haber dirigido a actores internacionales de la talla de Brad Pitt, Sean Penn, Benicio del Toro o el español Javier Bardem y de haber logrado levantar a más de uno en Hollywood de su asiento para aplaudir hasta que le dolieran las manos. Aún así, siempre se ha definido como un experimentalista, un cineasta en ciernes que aún explora el modo de trabajar las tramas y cuyas cintas son meros “ensayos”. “Me aburre tener el control absoluto de la situación, saber qué es lo que va a pasar y recorrer caminos trillados, porque entonces esto de hacer cine se convierte en un mero trabajo” ha declarado.

El end del happy end y su visión del montaje

Para Iñárritu el fin perfecto de una película no tiene por qué dejar todas sus tramas cerradas; si no al revés, dejar preguntas en el aire para que sea el espectador quien llegue a sus propias conclusiones. Quizás para contribuir a esto, casi siempre se ha negado a montar sus cintas de modo lineal: esto es, comenzando por el principio y terminando por el final. De alguna manera, el director mexicano recoge en sus films el legado cubista, arrojando al público a la cara las piezas del puzzle y obligándole a ser más que un mero espectador. Iñárritu nos pone a pensar. Iñárritu nos pone.

Jugando con la estética

‘Amores Perros’ y ’21 gramos’, dos de sus películas más conocidas, tienen el honor de ser las únicas cintas hasta el momento en que fueron editadas de haber empleado en todo el metraje la técnica de color conocida como bleach-bypass. ¿Y esto en qué consiste? En dotar de un color y una textura distinta a cada historia. De hecho, si te fijas al ver estas dos cintas hasta el grano de la imagen aumenta a medida que lo hace la intensidad de las escenas.

Muchas candidaturas, pocos premios

Contando con ‘One Percent’ y ‘The Revenant’, aún en proceso de finalización, la filmografía de Alejando González Iñárritu incluye diez largometrajes del calibre de las antes mencionadas. De ellas, solo una ha logrado alzarse con dos de los grandes premios cinematográficos internacionales. Hablamos de ‘Amores perros’, que en 2001 obtuvo el BAFTA a mejor película de habla no inglesa y de ‘Babel’, con la que se alzó en Cannes con el premio a mejor director. Cuatro veces candidato al Oscar (en las categorías de mejor película, mejor cinta extranjera y mejor director), aún no ha logrado llevarse la estatuilla a casa. ¿Tendrá con ‘Birdman’ mejor suerte?

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD