La vida épica de Burt Lancaster en 10 episodios
Homenajeamos al mítico actor 20 años después de su muerte
Por Icíar Palacios
Burton Stephen Lancaster. Burt Lancaster. Dos nombres para un mismo hombre que, dos décadas después de su fallecimiento, sigue siendo uno de los máximos referentes de la pantalla grande. No en vano, el neoyorkino revolucionó, para siempre, el cine de los años cincuenta.
Rebelde, independiente y celoso de su vida privada, puede que no tuviera grandes amigos en Hollywood; aunque sus fans siempre fueron legiones. Su impecable físico forjado a base de piruetas, sus profundos ojos azules coronando una fulminante sonrisa y su perfecta dicción no tuvieron durante décadas competencia. Burt Lancaster estaba destinado a triunfar y así lo hizo. ¿Cómo lo logró? Aquí algunas de las claves que lo llevaron a ascender de los suburbios de la gran ciudad a lo más alto del estrellato.
1. De orígenes humildes.
Este hijo de un cartero y una ama de casa con ínfimos ingresos y cinco bocas que alimentar tuvo que contribuir, desde pequeño, a la pobre economía familiar. Así que a los 16 años decidió ingresar en el circo ambulante Kay Bros. Circus, donde su portentoso físico y habilidades para el deporte pronto lo convirtieron en un destacado equilibrista. Fue así como Lancaster entró en contacto con el mundo del espectáculo. Allí coincidió con Nick Cravat, su mejor amigo durante el resto de sus días y, más adelante, su pareja artística en más de 10 películas. Aunque obtuvo una beca deportiva para ingresar en la universidad, su amor por el circo le llevó a abandonar su carrera estudiantil.
2. El fin del circo y otros empleos.
Una complicada lesión en la mano derecha fue la culpable de que Burt Lancaster se viera obligado a dar por finalizada, de manera prematura, su prometedora carrera en la arena del circo. Inhabilitado para practicar lo que mejor sabía hacer, no tuvo otra que comenzar a trabajar como vendedor de ropa interior femenina en unos grandes almacenes. Después se ganaría la vida como vendedor de camiones, transportista y hasta bombero.
3. Un servicio militar un tanto peculiar.
Al contrario de lo que muchos piensan, Lancaster no combatió durante la contienda. De hecho, no llegó a disparar ni un solo tiro. Y es que aunque sí es cierto que se alistó en el ejército, el actor de ojos azules sirvió a su país en el departamento de entretenimiento. Así pues, su misión durante la guerra fue divertir a sus compañeros en un campamento de la retaguardia, organizando para ellos distintos shows de acrobacias.
4. Donde menos te lo esperas.
Tras finalizar la guerra, Burt se encontró de nuevo sin qué hacer… hasta que, por puro azar, recibió la oferta de trabajo que cambiaría para siempre su vida. Fue en un ascensor donde un cazatalentos le ofreció probar suerte en el cine. Era cuestión de tiempo que su 1,85 metros de altura y su belleza llamaran la atención de alguien en Hollywood.
5. Su primera película.
Aunque había hecho algunos pinitos en el teatro (con pésimos resultados), jamás se había planteado dedicarse a la actuación de manera profesional. En cualquier caso, a los 33 años le llegó su gran oportunidad. Su debut fue, directamente, de la mano de Ava Gadner en ‘Forajidos’; una película de cine negro estrenada en 1946 y que fue nominada a cuatro Oscars de la Academia de Cine Americana. Esta proyección y reconocimiento de la crítica sirvió de trampolín para que Lancaster iniciara una carrera meteórica: en apenas cinco años, su nombre encabezaba ya el reparto de las cintas de aventuras más exitosas, como ‘El halcón y la flecha’ o ‘El temible burlón’.
6. Productor independiente.
El que protagonizara una de las escenas más tórridas del celuloide en ‘De aquí a la eternidad’, destacó también como director y productor de cine. Como cineasta, alumbró ‘El hombre de Kentucky’ y ‘El hombre de la medianoche’. Asimismo, su productora dio a luz películas como ‘Marty’, una cinta dirigida por Delmer Daves que cosechó un gran éxito. Fue uno de los primeros actores de la meca del cine en diversificar su trabajo de este modo y protagonizar su particular lucha contra la tiranía de los estudios.
7. El reconocimiento de la crítica.
Aunque nunca asistió a clases de interpretación, su talento innato para la actuación hizo que fuera nominado al Oscar en cuatro ocasiones. Lo ganó en la categoría de mejor actor principal por ‘El fuego y la palabra’, gracias a un rol que según sus palabras, le fue “fácil, puesto que fue como interpretarse a sí mismo en la pantalla: un charlatán, mujeriego y bebedor empedernido. Según él mismo, su mejor intervención fue en ‘El Gatopardo’.
8. Su sexualidad, cuestionada. Del protagonista de ‘Vencedores o vencidos’ y ‘Siete días de mayo’ se ha dicho casi de todo; desde que apoyó al ejército nazi, a que a pesar de sus múltiples matrimonios, en realidad, era gay, algo que su amigo, el director de cine Hector Babenco, afirmó que Lancaster le confesó antes de morir. Sea como fuere, se casó en tres ocasiones y tuvo cinco hijos.
9. Gran defensor de los derechos civiles.
A pesar de su fama de hombre rudo, violento y de mal carácter, Burt Lancaster fue durante toda su vida un gran activista a favor de los colectivos más desfavorecidos, como las minorías raciales. La igualdad sexual fue otra de las causas a las que se unió el actor de manera activa, encabezando distintas marchas y manifestaciones.
10. El adiós de una estrella.
Lancaster murió a los 80 años de edad en Los Ángeles, tras sufrir un infarto que su cuerpo, cansado, no pudo soportar. Hacía años que estaba postrado en una silla de ruedas y que no podía hablar; por lo que se despidió de sus amigos con el siguiente mensaje “Deseo que me recordéis como me conocisteis y no que veáis en lo que me he convertido”. No dejó que nadie, salvo sus familiares, lo viera en ese estado.
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Burt Lancaster
02/11/1913
Nueva York (Estados Unidos)