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Paul Greengrass destripa la guerra de Irak en 'Green Zone'
La película, protagonizada por Matt Damon, se estrena el 12 de marzo
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05/03/2010
MADRID, 5 (EUROPA PRESS) "Cuando se supo la verdad sobre Irak se rompió la confianza entre la población y el Gobierno de EEUU, al igual que ocurrió en los años 70 con Vietnam", afirma Paul Greengrass, director de Green Zone: Distrito protegido. La cinta, protagonizada por Matt Damon, se estrena el 12 de marzo.
En este filme, un thriller ambientado durante los primeros días de guerra de Irak, el subteniente Roy Miller -interpretado por Damon- y su equipo de inspectores tienen la misión de recorrer el desierto en busca de armas de destrucción masiva. Sin embargo, descubren un plan que desmonta el motivo de su búsqueda y deciden buscar respuestas.
El director explicó que parte de la oposición a la Guerra de Irak estaba dentro de la propia CIA, en relación con la diseminación de la inteligencia. Según explicó, antes de la guerra lo que necesitaba Estados Unidos era la excusa de las armas y la inteligencia para continuar con la invasión.
Normalmente es la CIA y otras organizaciones quienes analizan y asesoran acerca de la información que obtienen, y tienen unos filtros muy sofisticados para evitar que lleguen datos falsos o equivocados a las esferas más altas de la política. Sin embargo, según añadió, lo que pasó antes de esta guerra fue que varios grupos montaron una inteligencia alternativa y lo enviaron directamente a la Casa Blanca, y "así es como la inteligencia mala y engañada llegó dentro del sistema".
Así, por esta razón, señaló que "mucha gente dentro de la CIA estaba en contra porque veían lo que pasaba, y la lucha que existía en Washington luego se replicó en quienes llegaron a la zona verde, sobre lo que habí que hacer una vez estaban allí". "Lo que quería hacer la CIA era llegar a algún tipo de acuerdo pragmático, y no habría sido muy popular", indicó Greengrass.
"Sensación de furia"
El director afirmó que cuando da clase a los estudiantes de cine les transmite que "lo que importa es contar tu propia historia y cantar tu propia canción". Por ello, y en este caso, declaró que de lo único que se acuerda es de la "sensación de furia" que sintió cuando se dio cuenta de que no había armas de destrucción. "Es lo que he querido contar con esta historia", dijo.
Considera que es esencial que la población vea esto, y cree que, aunque se trata de un tema complejo y difícil, se pueden llevar al público ideas y conceptos complicados si lo presentas de una forma cinematográfica que pueda aceptar, como ha pasado en el caso de Avatar o El caballero oscuro.
En esta ocasión, al igual que hizo en la trilogía de Bourne, ha decidido llevar a cabo una película de acción, comercial, al mundo real, y colocarla ahí, junto a todo lo que estaba ocurriendo y la controversia moral que rodea este asunto, y dejar a un lado la ciencia ficción.
"Cuando estaba realizando El ultimátum de Bourne tenía claro que el mundo exterior estaba constantemente llamando a la puerta para entrar por la ventana y todos los acontecimientos estaban exigiendo entrar", señaló.
Respecto a la intención de la película, subrayó que él "no es político", y decir que esta película lo es significaría que realiza "propaganda". A pesar de que no evita etiquetas, afirma que no acepta esta denominación, porque ha realizado la película desde su propia experiencia. "Hago las películas para dar sentido a las cosas que veo, enseño el mundo como es, con pasión", indicó Greengrass.
Haz clic aquí para ver el tráiler de Green Zone: Distrito protegido
MADRID, 5 (EUROPA PRESS) "Cuando se supo la verdad sobre Irak se rompió la confianza entre la población y el Gobierno de EEUU, al igual que ocurrió en los años 70 con Vietnam", afirma Paul Greengrass, director de Green Zone: Distrito protegido. La cinta, protagonizada por Matt Damon, se estrena el 12 de marzo.
En este filme, un thriller ambientado durante los primeros días de guerra de Irak, el subteniente Roy Miller -interpretado por Damon- y su equipo de inspectores tienen la misión de recorrer el desierto en busca de armas de destrucción masiva. Sin embargo, descubren un plan que desmonta el motivo de su búsqueda y deciden buscar respuestas.
El director explicó que parte de la oposición a la Guerra de Irak estaba dentro de la propia CIA, en relación con la diseminación de la inteligencia. Según explicó, antes de la guerra lo que necesitaba Estados Unidos era la excusa de las armas y la inteligencia para continuar con la invasión.
Normalmente es la CIA y otras organizaciones quienes analizan y asesoran acerca de la información que obtienen, y tienen unos filtros muy sofisticados para evitar que lleguen datos falsos o equivocados a las esferas más altas de la política. Sin embargo, según añadió, lo que pasó antes de esta guerra fue que varios grupos montaron una inteligencia alternativa y lo enviaron directamente a la Casa Blanca, y "así es como la inteligencia mala y engañada llegó dentro del sistema".
Así, por esta razón, señaló que "mucha gente dentro de la CIA estaba en contra porque veían lo que pasaba, y la lucha que existía en Washington luego se replicó en quienes llegaron a la zona verde, sobre lo que habí que hacer una vez estaban allí". "Lo que quería hacer la CIA era llegar a algún tipo de acuerdo pragmático, y no habría sido muy popular", indicó Greengrass.
"Sensación de furia"
El director afirmó que cuando da clase a los estudiantes de cine les transmite que "lo que importa es contar tu propia historia y cantar tu propia canción". Por ello, y en este caso, declaró que de lo único que se acuerda es de la "sensación de furia" que sintió cuando se dio cuenta de que no había armas de destrucción. "Es lo que he querido contar con esta historia", dijo.
Considera que es esencial que la población vea esto, y cree que, aunque se trata de un tema complejo y difícil, se pueden llevar al público ideas y conceptos complicados si lo presentas de una forma cinematográfica que pueda aceptar, como ha pasado en el caso de Avatar o El caballero oscuro.
En esta ocasión, al igual que hizo en la trilogía de Bourne, ha decidido llevar a cabo una película de acción, comercial, al mundo real, y colocarla ahí, junto a todo lo que estaba ocurriendo y la controversia moral que rodea este asunto, y dejar a un lado la ciencia ficción.
"Cuando estaba realizando El ultimátum de Bourne tenía claro que el mundo exterior estaba constantemente llamando a la puerta para entrar por la ventana y todos los acontecimientos estaban exigiendo entrar", señaló.
Respecto a la intención de la película, subrayó que él "no es político", y decir que esta película lo es significaría que realiza "propaganda". A pesar de que no evita etiquetas, afirma que no acepta esta denominación, porque ha realizado la película desde su propia experiencia. "Hago las películas para dar sentido a las cosas que veo, enseño el mundo como es, con pasión", indicó Greengrass.
Haz clic aquí para ver el tráiler de Green Zone: Distrito protegido